En general, mi disposición inicial ante la ciencia es positiva y confiada. Considero que la ciencia ha posibilitado grandes avances a la humanidad y posibilita la construcción de personas y sociedades más cultas y evolucionadas. Sin embargo, en cuanto a actividad humana, está muy relacionada con la cultura en la que se elabora o las personas que la desarrollan

La ciencia nos proporciona respuestas al funcionamiento de nuestro mundo y nos ayuda a entenderlo. Nos da pautas para crear y construir resolviendo los problemas que se nos presentan.

La ciencia, al estar basada en hechos probados, nos proporciona una visión más objetiva de la realidad, alejada de sesgos personales y que posibilita un entendimiento común.

La ciencia, en cuanto a herramienta que propicia una búsqueda del conocimiento, nos ayuda a que personas de diversas culturas, países, creencias, colaboren conjuntamente para un fin global.

Pero es cuando las otras facetas de la realidad humana afloran en la actividad científica cuando comienzan los matices. La herramienta es la misma, pero varía el propósito con el que se usa.

Una ciencia impulsada desde una búsqueda única de éxito, que busca competir ocultando para sí los logros y se apoya en engaños. Una ciencia al servicio de la economía, que busca ampliar los beneficios económicos sin importar otros condicionantes sociales o ambientales. Una ciencia al servicio de la industria armamentística, que busca cómo matar más rápido y mejor. Una ciencia sin cuestionamientos éticos y morales que cree que todo lo que puede hacerse es lícito hacerlo. O una ciencia orgullosa y autosuficiente que minusvalora otras disciplinas.

Éstos matices de la ciencia están muy marcados por la cultura en la que ésta ciencia se desarrolla. No es lo mismo una ciencia desarrollada en unos modelos culturales u otros. En culturas en las que la tradición sea un valor primordial, la ciencia será diferente que en aquellos más liberales. Diferencias culturales que serán reflejo de un lugar o una época en la que se habita. Así, en otras épocas, experimentar con personas “inferiores” como podrían ser presas, esclavas, o con determinada condición, se podría ver como algo lícito, mientras que ahora nos parecería una praxis científica aberrante.

En definitiva, considero que la ciencia en sí, es positiva, multiplica nuestras capacidades como persona y sociedad, pero si la persona o la sociedad tienden hacia lo negativo, también se ve multiplicado. Porque ya lo dicen las matemáticas 13 * -1 = -13

Artículo perteneciente a las tareas del Master de Cultura Científica