¿Son naturales las razas?

Muy interesante el programa de Radio Euskadi sobre la naturaleza de las razas con Arantxa Etxeberria.

En ciencia, la clasificación es importante con el fin de buscar un orden y una organización en el conocimiento. Esta clasificación se busca en las similitudes y diferencias en la composición material del sujeto a clasificar. Así en biología se buscarán rasgos genéticos o bioquímicos, en física de composición y estructura de los elementos…

En el concepto de raza, no existe esa diferenciación biológica entre unas y otras, dandose el hecho de que puede haber mayor diferenciación genética entre dos individuos de la misma raza, que entre otros de razas diferentes.

Por ello, más que atender a las razas como una clasificación natural, tenderíamos a considerarlas como una construcción social sin base científica.

A parte de ciertas diferencias morfológicas y de adaptación al medio que pueden encontrarse en las diferentes poblaciones que denominamos razas, desde una visión biológica no hay una diferenciación que permita considerar a las razas como elementos diferenciados dentro de la especie humana.

En este sentido, el clasificar a las personas en razas tendría el mismo sentido que clasificarlas según estatura, color del pelo, color de los ojos u otras características heredadas. Por otro lado eso es precisamente lo que estamos haciendo al hablar de razas, haciendo una clasificación de las personas por características morfológicas externas, principalmente color de la piel y estructura facial.

Con esto no quiero decir que no haya diferencias, entre personas de diferentes poblaciones, sí las hay, y son heredadas, como también hay diferencias heredadas entre dos personas de la misma población. Estas diferencias no justifican el hecho de tratarlas como dos clasificaciones biológicas naturales.

Esta diferenciación entre razas, las podemos considerar por tanto una convención social, una construcción que está en la mente de quien la realiza. Así como es una construcción social el diferenciar a las personas por su país de origen, sus creencias religiosas o sus habilidades profesionales.

En determinado momento puede ser interesante visibilizar esa diferencia de razas cuando se pretende afrontar una cuestión social, pero al tratarlo hay que ser consciente que se hace porque al ser una construcción social, es en lo social en donde se les da el sentido. Pero en este discurso no se puede aludir a la diferenciación biológica del colectivo y por lo tanto no puede ser asumida como una clasificación natural.

Clases indiferentes e interactivas

Ian Hacking a la hora de reflexionar sobre la clasificación en la ciencia hace una diferenciación entre clases indiferentes e interactivas.

Hasta este momento, el hecho clasificatorio en ciencia se veía como un hecho de una sola dirección. Era el sujeto científico quien determinaba las clases y ahí acababa la cosa. Se asumía que el sujeto clasificado no tenía ninguna afectación por el hecho de ser clasificado de una manera u otra.

Hacking viene a reflexionar que en determinadas ocasiones, el hecho de clasificar un sujeto de una forma u otra puede influir en el sujeto. Este proceso es más reseñable cuando el sujeto es un ente consciente, por lo que tiene sentido hablar de él en ciencias humanas y en la clasificación de enfermedades.

De esta forma Hacking nos hace la diferenciación entre clases indiferentes, en las que al sujeto le es indiferente cómo lo clasifiquen de aquellas clases interactivas, en las que el sujeto interactua con la clasificación que se le ha dado.

Así, cuando se clasifican los entes biológicos en ciertas especies filogenéticas, estos sujetos no se ven afectados por la clasificación que les estamos dando. Un águila no interactua con su clasificación de ave rapaz, para ella es indiferente. Al igual que a las ballenas les ha sido indiferente que en la antigüedad se les clasificara como peces y en la actualidad como mamíferos.

Alguien podría decir que cierto animal se puede ver afectado si se le clasifica de una forma u otra, por ejemplo, si es clasificado dentro de una especie en riesgo de extinción o no, ya que nuestro comportamiento hacia él variará y por lo tanto dicha especie se vería afectada. Pero en este caso no se puede decir que la especie interactua con su clasificación. Es quien realiza la clasificación (el ser humano) quien reacciona de forma diferente ante lo clasificado.

Pero la clasificación interactiva sí se hace relevante cuando se trata de sujetos conscientes. Por ello, Hacking la estuida en los términos de enfermedades, orientación sexual o transtornos mentales.

Si por ejemplo tomáramos el caso de la dislexia, antiguamente las personas afectadas por ella podían ser clasificadas como retrasadas o como personas vagas y perezosas. Esa clasificación no les era indiferente y se veían afectadas por ella. En ocasiones reforzando más la clasificación en un cierto tipo de bioblucle como define Hacking. Al ser consideradas “retrasadas”, ellas se sienten así y pueden asumirse como tales, aumentando más su encaje en dicha clasificación.

Pero cuando a una persona se le diagnostica dislexia, este diagnóstico le afecta pudiendo crear otros biobucles que contribuyen a solventar esa disfunción con otras prácticas. Incluso de esta forma pueden llegar a modificar la clasificación inicial en la que se le hubiera enmarcado.

Señalar que esta faceta interactiva de los efectos clasificatorios y los biobucles no sólo afectan al sujeto clasificado, sino también a las personas externas que asumen esa clasificación. Así, en el caso de la dislexia, un sujeto no clasificado interactuará diferente con el sujeto clasificado si éste ha sido diagnosticado como vago o retrasado que si ha sido clasificado como afectado por un transtorno del aprendizaje. Esa interacción de la persona a su vez tendrá repercusiones en el sujeto clasificado pudiendo reforzar ese concepto por el que ha sido designado.

Como ejemplos de clasificaciones interactivas, Hacking profundiza en temas como enfermedades mentales como el autismo o la esquizofrenia, así como en orientaciones sexuales y de género. En estas situaciones, la clasificación que se haga de la persona tiene importantes implicaciones en ella misma, tanto más cuanto esta clasificación pueda tener otras connotaciones sociales que puedan ejercer cierta presión.

Así, no es lo mismo ser clasificado dentro de una orientación sexual en una cultura donde este hecho está aceptado como en otra en la que esté perseguido o cuestionado.

Artículo perteneciente a las tareas del Master de Cultura Científica