Durante el siglo XVI se produjo un fuerte proceso de intercambio entre Europa y las “nuevas” tierras de América. Este proceso se incorporó en el proceso de globalizador en el que Europa como centro, pretendía extender su dominio y su cultura a los territorios de la periferia. Pero estos procesos de intercambio no se realizaron en un sólo sentido, sino que se produjo de forma paralela una circulación de saberes y conocimientos entre Europa y Latinoamérica que modificó profundamente a ambas partes.

Dentro del proceso globalizador pretendido por la Corona de Castilla, una parte importante era el conocimiento de las tierras, sus frutos y sus habitantes. Esta búsqueda de conocimiento tenía un afán de apropiación, ya que al descubrir, dar nombre y catalogar la naturaleza la hacían suya. Era necesario conocer los territorios para dominarlos, era necesario conocer a sus habitantes para incorporarlos a la corona y hacerlos súbditos, y así también era necesario conocer los frutos de sus tierras para poder cobrar los tributos de esas tierras, saber cuáles de sus bienes eran de interés para la corona. Pero este proceso de estudio de la historia natural no siempre se realizó alimentando las ansias globalizadoras, sino que en ocasiones fue llevado a cabo por las propias figuras coloniales, los caziques locales y también en ocasiones por las órdenes religiosas. En estos casos, se producía una circulación del conocimiento en diversas direcciones que no siempre pasaban por los dominios de la corona. Esto se puede ver en las crónicas mestizas. A través de éstos textos, los habitantes locales recogieron los saberes naturales de las poblaciones locales dirigidos para los propios pobladores. Esto refleja un interés de conocimiento propio más allá del solicitado por la corona. Así, por ejemplo, en el caso del estudio de los usos y propiedades de las plantas, lo que se hacía desde el mandato de la Corona era buscar la equivalencia de uso y aplicación a las que se disponía en Europa, también era identificar aquellas en las que desde una visión europea se consideraban importantes. Paralelamente econtramos estudios de la historia natural realizados por los mestizos que recogían conocimientos y saberes más genuinos e interesantes para el intercambio local.

Una de las herramientas de la globalización era la conversión de los habitantes a la religión cristiana, convirtiéndola en instrumento de dominación. De forma paralela se producía el proceso de atención médica a los enfermos, más transcendental en los periodos de gran mortalidad debido a las nuevas enfermedades para ambas poblaciones. La religión salvaba el alma y la medicina salvaba el cuerpo. Pero éste proceso no sólo se llevó a cabo desde el lado colonizador, sino también desde el lado colonizado se produjo esta relación religión-medicina para poder hacer que éstos volvieran a las antiguas costumbres. La emergencia sanitaria y de conversión forzó un mayor esfuerzo del conocimiento de las prácticas médicas y propiedades curativas de las plantas de la zona.

Los procesos comerciales, así como los del conocimiento no siempre discurrieron entre América y Europa. No siempre respondieron a las pretensiones globalizadoras. Así, se realizaron procesos circulatorios del conocimiento que discurrían entre el propio territorio americano y con otros territorios con los que se tenía relación, como las costas de China a través del Galeón de Manila. Este proceso circulatorio era especialmente interesante porque se realizaba de forma más directa y en ocasiones sin la necesidad de la traducción europea. Así, los intercambios producidos a través de la ruta de Manila a Acapulco fueron una importante fuente de intercambio comercial y cultural para estos territorios. De esta forma, los procesos de circulación del conocimiento del siglo XVI, tanto los realizados en interior de las colonias como el de éstas con el exterior, contribuyeron a “deseuropeizar” la visión del mundo y de los saberes, aportando al proceso epistémico una globalidad mayor que aquella impulsada sólo a través de las pretensiones globalizadoras. De esta forma se fue rescatando la importancia desde el punto de vista epistémico de la periferia frente al centro.


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